Desde aquel IRONMAN de Louisville en 2010 hasta que llegara al podio de Kona han ocurrido muchas cosas. En el 2016 irrumpió en el panorama internacional de media y larga distancia, y lo hizo con el objetivo de quedarse para siempre, tal y como reconoció cuando, en ese momento, sólo era un triatleta popular más. En menos de un año desde que comenzó a competir ganó su primera prueba y, desde ese instante ,supimos que era algo más que un loco con bigote y bañador que corría desde el minuto uno como si llevara cinco horas sufriendo calambrazos. Lionel Sanders había llegado y estaba dispuesto a todo…
MUCHOS AÑOS COQUETEANDO CON LA MUERTE
Lionel Sanders era un joven con un futuro prometedor en el atletismo que tomó un desvío equivocado cuando sólo era un adolescente: “Dejé de correr y dediqué toda mi energía a la fiesta. Estuve varios años abusando de las drogas y el alcohol, pero tras tocar fondo volví a ver la luz en 2009 cuando decidí volver al deporte”. No os dejéis engañar por su aspecto: acaba de cumplir 33 años. Un rostro «castigado» mucho antes de que aterrizara por casualidad en el Triatlón con más de 27 años.
Sin ver la salida a sus problemas, coqueteó varios años con el alcohol y las drogas, hasta el punto de que no era suficiente para liberar a una cabeza que se movía a 3.000 revoluciones por minuto. Sólo quedaba el suicidio: «Cogí un cinturón, me fui al garaje y miré dónde había una viga donde pasar el cinturón. Estaba llorando pero sentía que era la única solución para poner fin a mi dolor. Cogí una silla, até el cinturón alrededor del cuello y me puse encima. Estuve encima de la silla durante mucho tiempo y me puse a pensar».
Pudo recapacitar a tiempo y que la vida regalara al Triatlón uno de los grandes iconos del siglo XXI: «Cuando estaba a punto de quitarme la vida; uno de los pensamientos que me vinieron a la cabeza era cómo mi mejor amigo que estaba en la casa me iba a encontrar a la mañana siguiente, y el siguiente era cómo iba a ser la reacción de mi madre tras enterarse. Quizás esto último fue lo que me hizo replantear la situación y no hacerlo”.
DEL INFIERNO AL CIELO DEL TRIATLÓN
Ahora lo rodea el más puro éxito del Triatlón. Junto con Jan Frodeno, es uno de los triatletas más queridos y mediáticos del mundo. Las mejores marcas y organizaciones deportivas del mundo luchan a capa y espada para estar cerca de Sanders; ese triatleta que sin ningún tipo de técnica ni rigor en sus entrenamientos puso en ‘jaque’ a los mejores del planeta.
Sin conocimientos sobre el entrenamiento y el deporte, decidió autoentrenarse en sus primeros años como triatleta profesional. También popularmente conocido por realizar el 90% de sus entrenamientos bajo techo, el triatleta canadiense dijo que quería ser el triatleta más rápido del mundo y demostrar a las personas que están pasando por el infierno que él pasó que siempre hay salida. Dicho y hecho. En menos de 2 meses participó en el IM de Arizona y paró el crono en 7 horas, 44 minutos y 28 segundos. Cruzó la meta y reventó a llorar: había batido el récord mundial de la distancia FULL en prueba IRONMAN y tan sólo Jan Frodeno había sido más rápido que él en completar una prueba de larga distancia.
Una historia conocida por algunos pero aún desconocida para muchos. Detrás y muy lejos de los podios y los baños de ‘champagne’ ante las multitudes, hay historias que siempre deben ser contadas. Como reconoce el propio Sanders, esos años negros y una vida al límite le han hecho llegar hasta aquí. Y no se piensa ir…
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