La relación entre las compañías de vuelos y los triatletas nunca ha resultado demasiado positiva. Uno de los mayores miedos a los que se enfrentan los deportistas al viajar con su bicicleta es la de que su maleta rígida de la bicicleta se pueda perder, romper o colarse en un vuelo diferente. Puede parecer algo puntual pero es un hecho que, por desgracia, deja algún afectado prácticamente en cualquier competición internacional.
El último gran afectado del pasado fin de semana ha sido Kini Carrasco. El paratriatleta extremeño ha sufrido una odisea en su viaje a la Serie Mundial de Paratriatlón de Montreal (Canadá), donde su bicicleta no llegó a destino. No sólo tuvo que competir con una bicicleta y casco prestado, sino también con el hándicap de llenar un sólo freno en la bici, no poder cambiar de plato ni de piñón, ir sin bidón de agua y tener que ir con las zapatillas de correr encima de las calas.
Mientras Kini estaba en Montreal, su bicicleta estaba en Lisboa y, ahora que él ya ha regresado a España, le comunican que su bicicleta no se sabe dónde está. Una gran faena cuando se trata de cualquier deportista, pero un gran problema cuando se trata de un triatleta profesional donde la bicicleta es una de sus principales herramientas de trabajo diario.
¡Ánimo Kini!
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