Alejado del bullicio, de las personas que jalean a sus atletas, de los ojos que ven un espectáculo grandioso. Alejado de los focos.
Una tímida gorra ciclista sobresale de su casco, ese que lleva por protección mientras se mueve con su MTB de un lado a otro. Esa gorrita con una inscripción, corta pero valiosa, M3T.
Es Iván Muñoz Tébar, el ingeniero.
Parece estar visualizando otra carrera, y asiente. Le gusta lo que ve pero no se deja llevar por el momento y sigue recopilando datos. Dos de sus pupilos han sido los campeones de España en categoría absoluta, Emilio Martín y Sara Bonilla, pero eso él probablemente ya lo sabía. La gesta no se queda ahí, Carolina Sitges es top10, Laura Gómez podio sub23, y el equipo masculino se sube al podio por equipos. Antes Carlos Oliver ya había logrado su clasificación junior al europeo de duatlón.
Más lejos, en tierras portuguesas, dos hombres vuelven a maravillar al triatlón nacional. Uxío ha vuelto a ser podio en una prestigiosa Copa de Europa y Fidalgo ha volado bajo para remontar hasta puestos de honor. Como si el destino así lo hubiese querido. El gallego de los últimos en sumarse a la factoría Muñoz continua con su progresión, el balear con quien arranco esta leyenda del entrenamiento, vuelve a las carreras ITU, de la mano de su primer “Yedai”.
Aún más lejos, en Malta, Roger Serrano vencía en su primera prueba Xterra del año.
Iván deja que el tiempo pase, no es muy de presumir en RRSS, prefiere que el éxito haga el ruido por él. Y vaya si suena.
El mejor entrenador nacional de triatlón tiene un nombre, Iván Muñoz Tébar, el ingeniero.