Tras su oro olímpico en Triatlón en Río 2016, la estadounidense Gwen Jorgensen tomó la decisión de retirarse del Triatlón para conseguir un nuevo sueño olímpico: esta vez en el atletismo. La que fuera la indiscutible dominadora del triatlón mundial, se echaba a un lado en el mejor momento de su carrera deportiva; algo incomprensible para muchos per necesario para ella.
Hasta el momento, una maternidad en el año 2017 y muchos intentones por situarse como una de las mejores americanas sobre la pista y el asfalto, algo que la ha sido imposible. Tras hacer buenas marcas como 15:07 en 5.000 o un 8:48 en 3.000, a Jorgensen se la esfuman por momentos sus bazas de estar en Tokio. Tras desestimar la maratón, ser olímpica en 5.000 o 10.000 eran sus únicas posibilidades. Este fin de semana, la opción del 5.000 se esfumó por completo tras estar muy lejos de sus compatriotas en los ‘trials de EEUU’; eventos que darían las plazas olímpicas a sus nacionales.
Un registro de 15:50 con 9ª posición es más que insuficiente para ocupar una de las tres plazas con las que cuenta el país para la prueba de 5.000. Sus compañeras Elise Cranny (15:27.81), Karissa Schweizer (15:28.11) y Rachel Schneider (15:29.56), sin hacer tampoco sus mejores registros, conseguían estas plazas.
Ahora sólo queda una opción para Jorgensen: el 10.000 en pista. Para ello, este próximo sábado deberá estar en la final llegando en su mejor momento para lograr ser una de las mejores americanas; algo que no tendrá nada fácil. ¿Lo conseguirña?
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